La respiración es la base de la vida, tal y como respiras así vives tu vida.
Hay una relación directa en el modo en que respiras y el modo en como vives, piensas, sientes.
Sucede de manera automática sin prestarla demasiada atención, y así nos va.
Muchas personas respiran de forma habitual de forma corta, superficial y rápida, es decir, en una «hiperventilación normalizada».
Esta forma de respirar es causa de innumerables efectos secundarios no deseados:
Tensión permanente, tanto muscular, como mental y por supuesto emocional.
Estado de alerta como una forma de vivir.
Niveles de cortisol por encima de lo saludable.
Hiperreactividad e hipersensibilidad a cualquier estímulo.
Salir de ello es posible y aunque conlleva un precio, en forma de esfuerzo y perseverancia para desarrollar nuevos hábitos, este va a ser siempre más asequible a la larga, que cualquier otro precio que tengas que pagar porque «por comodidad» no hayas hecho nada por cambiar tus hábitos.
La comodidad de lo conocido mata lentamente, al menos en este caso y si no haces nada, éste será un proceso degenerativo al que se irán sumando cada vez más síntomas, que siempre podrás achacar a cualquier circunstancia, y que sin embargo y sin duda alguna, si hubieras «pagado el precio del esfuerzo» lo más posible es que te los hubieras ahorrado, o al menos con seguridad, los hubieras retrasado el tiempo suficiente para que no representasen un problema que cargar con él.
¿Qué me dices?…
Comments